Recuerdo muy vívamente el día que compré este cartucho para la Super Nintendo, así como las sensaciones que me transmitió nada más que lo encendí. Ya había tenido contacto con las anteriores entregas para la NES, pero esta vez me hallaba ante una auténtica obra maestra, quizás el mejor de toda la saga. El sonido envolvente, la música, esa niebla... y ese ritmo frenético de latigazos sin descanso. Tanto me enganchó que incluso entre mis hermanos y yo le llegamos a dar ocho vueltas al juego (ya que una vez llegado al final, empezaba desde el principio pero con mayor dificultad). Y tanto me encantó la banda sonora que hasta la grabé en una cinta de cassette para mi viejo walkman...
Super Castlevania IV fue lanzado por la poderosa Konami para la 16 bit de Nintendo en Japón en pleno Halloween de 1991, aunque aquí no llegaría hasta más de un año después. La historia nos lleva a controlar a Simon Belmont, miembro de la legendaria familia de cazavampiros y seres sobrenaturales que una vez más debe emprender su viaje para terminar con el maléfico Conde Drácula y su legión de criaturas.
El estilo de juego es de scroll horizontal, plataformas y acción mediante el uso del látigo, fácilmente controlable en sus ocho direcciones, algo que realmente ha diferenciado esta versión de todas las demás, pues se ganó en control y jugabilidad. La banda sonora a través de todos los niveles del castillo del conde es una verdadera delicia, llegando en su día a ganar varios premios, y tanto los escenarios como los enemigos, así como los jefes finales, fueron especialmente cuidados en cuanto a diseño y animación. En definitiva, todo un clásico entre los clásicos que nadie debería perderse. Eso sí, los japoneses lo anunciaban de una forma demasiado peculiar...
Super Castlevania IV fue lanzado por la poderosa Konami para la 16 bit de Nintendo en Japón en pleno Halloween de 1991, aunque aquí no llegaría hasta más de un año después. La historia nos lleva a controlar a Simon Belmont, miembro de la legendaria familia de cazavampiros y seres sobrenaturales que una vez más debe emprender su viaje para terminar con el maléfico Conde Drácula y su legión de criaturas.
El estilo de juego es de scroll horizontal, plataformas y acción mediante el uso del látigo, fácilmente controlable en sus ocho direcciones, algo que realmente ha diferenciado esta versión de todas las demás, pues se ganó en control y jugabilidad. La banda sonora a través de todos los niveles del castillo del conde es una verdadera delicia, llegando en su día a ganar varios premios, y tanto los escenarios como los enemigos, así como los jefes finales, fueron especialmente cuidados en cuanto a diseño y animación. En definitiva, todo un clásico entre los clásicos que nadie debería perderse. Eso sí, los japoneses lo anunciaban de una forma demasiado peculiar...
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