Muérdago y acebo por doquier, cascabeles resonando, renos y nieve a tu alrededor. Durante aproximadamente dos meses has sido la ilusión de millones de niños, el anhelo de regalos de ensueño y la imagen corporativa de un conocido refresco. Sí, Santa, tú has conocido la gloria, la adoración de centros comerciales, la devoción de compradores compulsivos, y la pesadilla de los bolsillos y visas de miles de padres.
Pero todo tiene su fin. Las navidades han terminado, y de cara a la primavera ya nadie cuelga tu efigie cual becerro de oro en las ventanitas de sus hogares. "Te han dejado abandonado y malherido", como decía aquella canción de Amaral "En el río". Pensabas que tu reinado sería eterno e inmutable, pero no, tú también eres una moda. Y por eso, querido Santa, has acabado donde te mereces: En la basura.
Pero todo tiene su fin. Las navidades han terminado, y de cara a la primavera ya nadie cuelga tu efigie cual becerro de oro en las ventanitas de sus hogares. "Te han dejado abandonado y malherido", como decía aquella canción de Amaral "En el río". Pensabas que tu reinado sería eterno e inmutable, pero no, tú también eres una moda. Y por eso, querido Santa, has acabado donde te mereces: En la basura.
Santa ha muerto. Pero dentro de unos meses resucitará como si fuera el mesías... Qué miedo.
Por cierto, la foto está hecha en unos contenedores que hay junto a mi casa, en el barrio barcelonés de la Sagrera.
Por cierto, la foto está hecha en unos contenedores que hay junto a mi casa, en el barrio barcelonés de la Sagrera.
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